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El diseño de… Ximo Roca

Charlamos con el prestigioso diseñador Ximo Roca, creador de muchas de las colecciones emblemáticas de Porvasal.  Su trayectoria está colmada de reconocimientos y premios, inclusive uno por su diseño de la colección Malva.rossa. Repasamos en su estudio con él como fueron los inicios de la relación con Porvasal y cómo fue afrontar el diseño de piezas en porcelana; los retos y las satifsfacciones. Como nos explica, la premisa para él era que «Porvasal tenía que tener su propia indiosincrasia, tanto de marca como de producto para diferenciarse y fue algo que se consiguió».

¿Cómo fueron los inicios entre Porvasal y Ximo Roca?

La premisa para acercarme fue la curiosidad por explorar nuevos campos en el diseño, y la porcelana lo era para mí en ese momento. Al principio rectificando y actualizando piezas y luego se me propuso diseñar una vajilla completa. La alegría fue tremenda, y el reto mucho mayor. El encargo era una vajilla blanca, redonda y para un mercado medio. Así surgió la colección Malva.rossa pero nuestra propuesta incluía platos de forma cuadrangular. La aceptación fue tan importante que a los dos años nació la colección Arenas. A partir de ahí, el siguiente encargo fue diseñar unas fuentes cuadradas y que dio lugar a Góndola, y así muchas más.

A la hora de afrontar estos diseños, ¿qué fue lo más apasionante?

Lo más apasionante fue el reto en la búsqueda de nuevas formas e intentar llevar al límite los procesos de producción. En aquel momento también fue apasionante cuando un año después de salir al mercado la vajilla Malva.rossa me comunicaron que gracias a ella la empresa había conseguido alcanzar el sector de mercado deseado.

¿Cuáles son las mayores dificultades para trasladar una idea a una vajilla que debe ser de porcelana, con unos procesos determinados de fabricación?

Cuando tienes una propuesta tienes que conocer las características de la empresa y su mercado, además de que la propuesta sea lo más coherente posible. Trasladarlo luego a un material como la porcelana al principio nos causó una serie de traumas en el estudio porque ni conseguíamos la delgadez que queríamos, ni la caída del ala que queríamos… Recuerdo que como la vajilla Malva.rossa tenía una ligera caída de ala, los fabricantes alemanes de los moldes dudaron de su realización. No entendían el por qué la caída se tenía que quedar en ese punto intermedio, detalle que luego fue el gran éxito de la vajilla. Los temas técnicos siempre se desarrollan en colaboración entre los departamentos técnicos, ingeniería y diseño.

¿Cuál tu colección más querida?

Góndola ha sido el hito más grande. Una vajilla que te la encuentras tanto en el restaurante de Ikea, como en el Mc Café, en la cafetería del Museo del Prado… te sorprende que se adapte a tantos espacios.

Cuando hiciste la selección de creadores para la colección de autor ¿Qué criterio seguiste?

Quería que todas las artes plásticas estuvieran representadas. Empezamos con un diseñador teórico, uno gráfico, un fotógrafo y un industrial. Luego ampliamos a las Bellas Artes y así sucesivamente. Es una colección que es un clásico de Porvasal y que creo en cualquier momento se puede ampliar.

Da un valor añadido enorme para una marca…

Quería salirme de la temporalidad, que no solo fuera por ejemplo una colección para navidades. Que fuera un plato que funcionase tanto en su colección como de forma individual y que con creces ha superado el paso del tiempo. Hay un criterio detrás, la utilización de un único color “el negro con todos sus matices”.

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